La felicidad es un estado emocional y mental de bienestar y satisfacción, caracterizado por sentimientos de alegría, contentamiento y plenitud. Se experimenta cuando las necesidades emocionales, sociales y psicológicas de una persona se satisfacen, y puede ser resultado de diversas fuentes, como relaciones significativas, logros personales, gratitud y autenticidad. La felicidad es altamente subjetiva y puede variar de una persona a otra, pero en su esencia, implica una sensación positiva y duradera de bienestar.
La palabra "felicidad" tiene sus raíces en el latín "felicitas," que se deriva de "felix," que significa 'fértil' o 'fecundo'. Esto sugiere una conexión entre la fertilidad, la prosperidad y la sensación de bienestar que se asocia con la felicidad.
La felicidad es un estado emocional profundamente subjetivo, y su significado y manifestación varían significativamente de una persona a otra. Cada individuo tiene una perspectiva única sobre lo que constituye la felicidad en sus vidas. Lo que puede llevar a la felicidad a una persona puede no tener el mismo efecto en otra. Este aspecto fundamental de la felicidad refleja su naturaleza intrínsecamente personal y subjetiva.
La diversidad de experiencias y percepciones de la felicidad se debe en gran parte a las diferencias en los valores personales, las experiencias de vida, las metas individuales y las circunstancias personales. Lo que una persona considera una fuente de felicidad puede no ser relevante o significativo para otra. Por ejemplo, para algunos, la felicidad puede estar relacionada con el éxito profesional y la acumulación de riqueza, mientras que para otros, puede estar en relaciones amorosas, la creatividad artística, la tranquilidad espiritual o la simple conexión con la naturaleza.
Es importante comprender y respetar esta diversidad en las definiciones personales de la felicidad. Reconocer que no existe una fórmula universal para la felicidad nos permite abrazar la singularidad de cada individuo y sus caminos personales hacia la satisfacción y la alegría en la vida. Este reconocimiento nos alienta a ser comprensivos y empáticos con las perspectivas de felicidad de los demás y nos impulsa a buscar nuestras propias fuentes de felicidad en función de nuestras creencias, contextos, valores y experiencias personales.
El bienestar emocional es un componente esencial de la felicidad. Este estado emocional se caracteriza por una sensación general de satisfacción, alegría y paz interior en la vida de una persona. Cuando una persona experimenta bienestar emocional, se siente en armonía consigo misma y con su entorno, lo que contribuye significativamente a su sensación de felicidad.
La felicidad y el bienestar emocional están intrínsecamente relacionados, ya que las emociones positivas y saludables son una parte fundamental de lo que constituye una vida feliz. Cuando las personas experimentan una amplia gama de emociones positivas, como la alegría, la gratitud, la serenidad y la satisfacción, tienden a informar niveles más altos de felicidad en general.
El bienestar emocional también implica la capacidad de lidiar de manera efectiva con las emociones negativas, como el estrés, la tristeza y la ansiedad. No se trata de evitar estas emociones por completo, sino de saber cómo gestionarlas y recuperarse de ellas de manera saludable. La resiliencia emocional desempeña un papel importante en la capacidad de mantener un estado de bienestar emocional y, por ende, de experimentar la felicidad a pesar de los desafíos y las adversidades.
La práctica de estrategias de autocuidado, como la meditación, la terapia cognitivo-conductual, el ejercicio regular y mantener relaciones saludables, puede fomentar el bienestar emocional y, en última instancia, contribuir a la sensación de felicidad en la vida de una persona.
La felicidad es un concepto que abarca dos dimensiones distintas pero interconectadas: el placer y el significado. Estas dos facetas ofrecen diferentes enfoques para experimentar la satisfacción y el bienestar en la vida.
Por un lado, el placer y la satisfacción inmediata son componentes importantes de la felicidad. Estos se relacionan con las pequeñas alegrías cotidianas, como disfrutar de una buena comida, pasar tiempo con amigos y familiares, o simplemente relajarse en un día soleado. Para algunas personas, encontrar felicidad en estos momentos simples y efímeros es la clave para mantener un estado de bienestar emocional constante.
Por otro lado, el sentido y el propósito en la vida son elementos igualmente cruciales para la felicidad. Estos aspectos se relacionan con metas significativas, contribución a la comunidad y la búsqueda de un propósito más grande en la vida. Para muchas personas, la satisfacción y la felicidad no se encuentran tanto en la búsqueda del placer inmediato como en la creación de una vida que tenga un propósito y un significado profundo.
Es importante reconocer que no existe una única receta para la felicidad, y lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra. Algunas personas pueden encontrar un equilibrio entre el placer y el significado, mientras que otras pueden favorecer una de estas dimensiones sobre la otra. La clave para experimentar la felicidad de manera plena puede residir en comprender cuál de estas dimensiones es más relevante en un momento dado y cómo pueden coexistir y complementarse en la búsqueda de una vida satisfactoria.
Las relaciones interpersonales desempeñan un papel central en la experiencia de la felicidad y el bienestar humano. Las conexiones sólidas y significativas con amigos, familiares y seres queridos son fundamentales para cultivar un sentido de pertenencia, apoyo emocional y satisfacción en la vida de una persona.
Las relaciones sociales ofrecen una red de seguridad emocional que puede ser crucial en momentos de adversidad y estrés. Tener amigos y familiares en quienes confiar proporciona un sistema de apoyo que puede ayudar a las personas a sobrellevar las dificultades y las presiones de la vida. Compartir preocupaciones y alegrías con otros, sentirse escuchado y comprendido, y recibir apoyo emocional son aspectos esenciales para mantener un equilibrio emocional y la felicidad.
Además, las relaciones sociales también proporcionan oportunidades para el crecimiento personal y la diversión. Pasar tiempo de calidad con amigos y seres queridos, participar en actividades compartidas y construir recuerdos juntos son fuentes de alegría y satisfacción. La risa, la empatía y la camaradería que se experimentan en las interacciones sociales pueden elevar el estado de ánimo y contribuir positivamente a la sensación de bienestar emocional.
La calidad de las relaciones interpersonales es esencial. Las relaciones auténticas y saludables, basadas en la confianza y el respeto mutuo, tienden a tener un impacto más positivo en la felicidad que las relaciones superficiales o conflictivas. Cultivar y mantener relaciones sólidas requiere tiempo y esfuerzo, pero la recompensa en términos de bienestar y felicidad puede ser significativa.
El bienestar físico y mental es un componente esencial para experimentar la felicidad de manera plena. Estos dos aspectos están intrínsecamente interconectados y tienen un impacto profundo en la calidad de vida de una persona.
La salud física sólida es un fundamento esencial para la felicidad. Un cuerpo sano permite a las personas disfrutar de la vida al máximo, realizar actividades que les brindan alegría y llevar a cabo sus metas y deseos. Una buena salud reduce las limitaciones físicas y permite la autonomía y la independencia. Además, el bienestar físico contribuye a la sensación de vitalidad y energía, lo que puede influir positivamente en el estado de ánimo y la sensación general de bienestar.
Una dieta equilibrada y la actividad física regular son componentes clave del mantenimiento de la salud física. Una alimentación adecuada proporciona al cuerpo los nutrientes necesarios para funcionar correctamente, mientras que el ejercicio contribuye a la fuerza, la resistencia y la salud cardiovascular. Estas prácticas saludables no solo mejoran la salud física, sino que también pueden tener efectos beneficiosos en la salud mental, como la reducción del estrés y la ansiedad.
La gestión del estrés y el cuidado de la salud mental son igualmente cruciales para la felicidad. El estrés crónico puede tener efectos negativos en la salud física y mental, por lo que aprender estrategias efectivas para lidiar con el estrés es esencial. La atención a la salud mental implica la búsqueda de equilibrio emocional, la atención a las necesidades emocionales y la búsqueda de apoyo profesional cuando sea necesario. Una buena salud mental promueve la resiliencia y la capacidad para enfrentar los desafíos de la vida, lo que contribuye a una mayor satisfacción y felicidad en general.
La gratitud y la apreciación desempeñan un papel significativo en la construcción y el mantenimiento de la felicidad en la vida de una persona. Estos conceptos implican un enfoque consciente en reconocer y valorar lo que se tiene en lugar de centrarse en lo que falta o en lo que se considera insatisfactorio.
Practicar la gratitud implica expresar reconocimiento y agradecimiento por las bendiciones y experiencias positivas en la vida. Esto puede incluir agradecer por las relaciones cercanas, la salud, el trabajo, las oportunidades y las pequeñas alegrías diarias. La gratitud nos permite enfocarnos en lo positivo, lo que a su vez promueve una sensación de bienestar y felicidad.
La apreciación va más allá de la gratitud y abarca una actitud de reconocimiento constante hacia la belleza y el valor en la vida cotidiana. Esto puede manifestarse en la capacidad de encontrar alegría y asombro en las pequeñas cosas, como un atardecer hermoso, una conversación significativa o un gesto amable. La apreciación nos invita a estar presentes en el momento y a encontrar significado y deleite en las experiencias cotidianas.
Ambas prácticas, la gratitud y la apreciación, pueden tener un impacto profundo en la perspectiva de una persona sobre la vida. Estas actitudes promueven un enfoque positivo y una mayor satisfacción con lo que se tiene, lo que a su vez contribuye a una sensación de felicidad duradera. Además, la gratitud y la apreciación pueden ayudar a contrarrestar el hábito de la queja constante y la búsqueda perpetua de más, lo que a menudo conduce a la insatisfacción crónica.
La autenticidad es un factor crucial en la búsqueda de la felicidad. Ser auténtico implica vivir de acuerdo con tus valores, creencias y principios personales, en lugar de tratar de ajustarte a las expectativas o normas de otros. Este enfoque en la coherencia entre lo que haces y lo que eres es esencial para cultivar una sensación de bienestar y satisfacción en la vida.
Cuando una persona vive de manera auténtica, se siente en armonía consigo misma. No hay una lucha interna entre su verdadero ser y una máscara que pueda estar usando para encajar en un determinado entorno o satisfacer las expectativas de los demás. Esta alineación entre la identidad personal y las acciones cotidianas es un motor poderoso de la felicidad.
Por otro lado, la incongruencia entre lo que uno es y lo que hace puede generar una profunda insatisfacción. Cuando una persona se siente obligada a actuar de manera contraria a sus valores y creencias fundamentales, puede experimentar estrés, ansiedad y una sensación de inautenticidad. Este desajuste entre la identidad y las acciones puede socavar la sensación de bienestar y felicidad.
La autenticidad también implica la capacidad de ser honesto consigo mismo y con los demás. Esta honestidad puede fomentar relaciones más genuinas y satisfactorias con quienes te rodean, ya que las personas tienden a sentirse más conectadas y comprendidas cuando perciben que alguien es auténtico y transparente en su comportamiento y comunicación.
La resiliencia, entendida como la capacidad de superar obstáculos y adaptarse a las circunstancias adversas, desempeña un papel fundamental en la búsqueda de la felicidad a largo plazo. La vida está repleta de desafíos y contratiempos, y la resiliencia te ayuda a mantener una actitud positiva y constructiva incluso en los momentos más difíciles.
La resiliencia no implica simplemente resistir la adversidad, sino también aprender y crecer a partir de esas experiencias. Cuando enfrentas desafíos y obstáculos, desarrollas habilidades para afrontar el estrés, la incertidumbre y la adversidad con mayor eficacia. Esta habilidad de adaptación te permite mantener una perspectiva más optimista y confiada en tu capacidad para superar cualquier situación.
Uno de los aspectos cruciales de la resiliencia es la capacidad de mantener una actitud positiva incluso en medio de la adversidad. Esto no significa negar la realidad de las dificultades, sino encontrar formas constructivas de abordar y superar los problemas. La resiliencia te permite ver las dificultades como desafíos que puedes enfrentar y resolver, en lugar de como obstáculos insuperables que te derrotarán.
La resiliencia también está relacionada con la capacidad de buscar apoyo emocional cuando es necesario. Pedir ayuda a amigos, familiares o profesionales de la salud mental es un signo de fortaleza, no de debilidad. La red de apoyo puede proporcionar el apoyo necesario durante tiempos difíciles y contribuir a mantener una perspectiva positiva.
El autocuidado es un elemento esencial para experimentar la felicidad y el bienestar en la vida cotidiana. Implica la atención y el cuidado tanto de tu bienestar físico como emocional. Para alcanzar y mantener un estado de felicidad duradera, es crucial dedicar tiempo y esfuerzo al autocuidado.
En primer lugar, el autocuidado físico implica brindar a tu cuerpo el descanso adecuado, una dieta equilibrada y ejercicio regular. El descanso adecuado es esencial para permitir que tu cuerpo se recupere y rejuvenezca. La falta de sueño puede tener un impacto significativo en el estado de ánimo y la salud en general, por lo que es importante priorizar un buen descanso. Una dieta equilibrada proporciona los nutrientes necesarios para mantener la energía y la salud, mientras que el ejercicio regular promueve la vitalidad física y emocional.
La gestión del estrés es otro aspecto crucial del autocuidado. El estrés crónico puede tener efectos negativos en la salud física y emocional, por lo que es importante aprender estrategias efectivas para lidiar con el estrés. Esto puede incluir técnicas de relajación, meditación, mindfulness y la búsqueda de actividades que te ayuden a reducir la tensión y la ansiedad.
Además, el autocuidado emocional implica buscar actividades que te brinden placer y satisfacción. Esto puede incluir pasatiempos, intereses personales, relaciones sociales positivas y momentos de relajación. Hacer cosas que disfrutes y te hagan sentir bien contigo mismo puede tener un impacto significativo en tu estado de ánimo y bienestar emocional.
El equilibrio es un elemento fundamental en la búsqueda de la felicidad a largo plazo. Implica encontrar una armonía adecuada entre las diversas áreas de la vida, como el trabajo, las relaciones y el tiempo libre. El exceso en una de estas áreas puede a menudo llevar a la insatisfacción en otras, lo que subraya la importancia de equilibrar todas las facetas de la vida.
El equilibrio en la vida laboral y personal es esencial. Pasar demasiado tiempo enfocado en el trabajo puede agotar tu energía y tiempo disponible para otras actividades importantes, como pasar tiempo con la familia y amigos o cuidar de tu bienestar emocional y físico. Por otro lado, una falta de dedicación al trabajo puede tener implicaciones financieras y profesionales.
Mantener relaciones saludables es otro aspecto clave del equilibrio. Dedicar tiempo de calidad a tus relaciones personales, ya sean familiares, amigos o parejas, es esencial para construir conexiones significativas y sentirte apoyado. Un exceso de tiempo dedicado al trabajo en detrimento de las relaciones personales puede llevar a la soledad y la insatisfacción.
El tiempo libre y el autocuidado también son elementos importantes en la ecuación del equilibrio. Hacer actividades que disfrutes, ya sea leer, practicar deportes, hacer arte o simplemente relajarte, es esencial para recargar energías y mantener una perspectiva positiva. El exceso de trabajo o compromisos sociales puede dejar poco tiempo para cuidar de tu bienestar emocional y físico.
La felicidad es un tema fundamental en la psicología y ha sido objeto de estudio y debate a lo largo de la historia de esta disciplina. Desde el punto de vista de la psicología, la felicidad se aborda de varias maneras, y existen diferentes teorías y enfoques para comprenderla. Aquí se presentan algunos de los aspectos clave sobre la felicidad desde la perspectiva de la psicología:
La psicología distingue entre dos enfoques principales para entender la felicidad. El enfoque hedónico se centra en la búsqueda de placer y la minimización del dolor. Por otro lado, el enfoque eudaimónico se relaciona con la realización de uno mismo, la autorrealización y la búsqueda de un propósito significativo en la vida. Ambos enfoques pueden contribuir a la felicidad, pero algunos psicólogos argumentan que la búsqueda de un sentido más profundo y significativo en la vida (eudaimonia) puede conducir a una felicidad más duradera.
Esta teoría se centra en la satisfacción general con la vida como un indicador de la felicidad. Los psicólogos miden la felicidad a través de la evaluación subjetiva que una persona hace de su propia vida en términos de logros, metas y relaciones.
Este enfoque se basa en el papel de las emociones positivas, como la alegría, el amor y la gratitud, en la construcción de la felicidad. Los psicólogos han investigado cómo el cultivo de estas emociones puede aumentar el bienestar emocional y la satisfacción con la vida.
Según esta teoría propuesta por Mihály Csíkszentmihályi, la felicidad se encuentra en la experiencia del "flujo", un estado en el que una persona se encuentra completamente absorta en una actividad desafiante y gratificante. Durante estos momentos, las personas tienden a perder la noción del tiempo y se sienten plenamente comprometidas en lo que hacen.
Esta rama de la psicología se centra en el estudio y la promoción de las cualidades y experiencias positivas, incluida la felicidad. Martin Seligman, uno de los fundadores de la psicología positiva, propuso el concepto de "vida con sentido" como un componente importante de la felicidad. La psicología positiva también investiga cómo cultivar fortalezas personales, como la gratitud y la resiliencia, puede contribuir a la felicidad.
Esta teoría sugiere que los seres humanos tienen una tendencia natural a adaptarse a las circunstancias, ya sean positivas o negativas. Por lo tanto, aunque eventos positivos (como un aumento de salario) pueden aumentar temporalmente la felicidad, con el tiempo las personas tienden a volver a su nivel de felicidad inicial. Esto se conoce como el "efecto de adaptación".
Podemos notar entonces que, la psicología ofrece múltiples perspectivas para comprender la felicidad, desde la búsqueda del placer hasta la realización de uno mismo y el significado en la vida. La investigación en psicología positiva ha arrojado luz sobre cómo las emociones positivas, las relaciones saludables y la búsqueda de un propósito pueden contribuir a la felicidad duradera. La comprensión de estos aspectos puede ayudar a las personas a mejorar su bienestar emocional y su satisfacción con la vida.
La filosofía ha abordado el tema de la felicidad a lo largo de la historia desde diversas perspectivas y corrientes filosóficas. Desde el punto de vista de la filosofía, la felicidad es un tema fundamental que involucra cuestiones sobre el significado de la vida, la moralidad, la búsqueda de la sabiduría y el bienestar humano. A continuación, se exploran algunas de las principales perspectivas filosóficas sobre la felicidad:
Esta perspectiva, que se remonta a filósofos como Epicuro y Aristipo, sostiene que la felicidad se encuentra en la búsqueda del placer y la minimización del dolor. Para los hedonistas, la felicidad se alcanza al maximizar las sensaciones placenteras y minimizar las dolorosas. Sin embargo, existen diferentes enfoques dentro del hedonismo, desde el hedonismo egoísta que busca el placer individual, hasta el hedonismo utilitario que busca la felicidad general y el bienestar social.
Este enfoque, promovido por filósofos como Aristóteles, se centra en la autorrealización y la búsqueda de un propósito significativo en la vida. El eudaimonismo sostiene que la verdadera felicidad se alcanza al vivir de acuerdo con la virtud y desarrollar el potencial humano. Implica vivir una vida ética y buscar la excelencia moral y intelectual.
Los filósofos existencialistas, como Jean-Paul Sartre y Albert Camus, exploraron el concepto de la felicidad en un mundo absurdo y sin un propósito intrínseco. Argumentaron que la búsqueda de la felicidad es una tarea individual y que cada individuo debe encontrar su propio significado en un mundo aparentemente sin sentido.
Esta perspectiva ética, desarrollada por filósofos como Jeremy Bentham y John Stuart Mill, busca maximizar la felicidad y minimizar el sufrimiento a nivel social. El utilitarismo considera que una acción es moralmente correcta si produce la mayor cantidad de felicidad para la mayoría de las personas. A menudo, se relaciona con la búsqueda del bienestar colectivo.
Tradiciones filosóficas como el budismo y el taoísmo tienen sus propias perspectivas sobre la felicidad. El budismo, por ejemplo, sostiene que la felicidad se encuentra en la liberación del sufrimiento y la superación del deseo a través de la meditación y la comprensión de la impermanencia. El taoísmo promueve la armonía con la naturaleza y el flujo natural de la vida como camino hacia la felicidad.
En la filosofía contemporánea, se han explorado diversas teorías sobre la felicidad, desde el enfoque de la ética de la virtud hasta la ética de la autenticidad. Filósofos como Martha Nussbaum han abogado por una comprensión más amplia de la felicidad que incluye el desarrollo de capacidades y el logro de una vida plena.
En la tradición cristiana, la felicidad está relacionada con la relación con Dios y la vida virtuosa. Se enseña que la verdadera felicidad se encuentra en seguir los mandamientos de Dios, amar a tu prójimo y vivir una vida de fe y servicio. La idea central es que la verdadera felicidad se alcanza al vivir en armonía con los principios cristianos y tener la esperanza de la vida eterna.
En el islam, la felicidad se deriva de la sumisión a la voluntad de Dios (Alá). Los musulmanes creen que la verdadera felicidad se encuentra al obedecer los mandamientos de Alá, llevar una vida justa y cumplir con las obligaciones religiosas, como la oración y el ayuno. La promesa de la recompensa en el más allá también es fundamental para la comprensión islámica de la felicidad.
El budismo sostiene que la felicidad se encuentra en la liberación del sufrimiento y el ciclo interminable de reencarnación (samsara). La práctica budista, que incluye la meditación y la comprensión de las Cuatro Nobles Verdades, tiene como objetivo alcanzar la iluminación (nirvana) y, con ello, la paz y la felicidad duradera. En el budismo, la felicidad está relacionada con la eliminación del deseo y la comprensión de la impermanencia.
En la tradición hindú, la felicidad se asocia con el cumplimiento de uno mismo y la realización espiritual. Los hindúes creen en la reencarnación y buscan avanzar en su ciclo de vidas a través del karma y la acumulación de buenas acciones. La verdadera felicidad se alcanza al cumplir con los deberes religiosos (dharma) y alcanzar la unión con la divinidad (moksha).
En el judaísmo, la felicidad está vinculada a la obediencia a la Ley de Dios y la conexión con la comunidad judía. La tradición judía enfatiza la alegría en las festividades y la celebración de la vida, pero también reconoce que la verdadera felicidad proviene de la relación con Dios y la observancia de los mandamientos.
Los sikhs creen que la verdadera felicidad se encuentra en la devoción a un solo Dios y la práctica de valores como la igualdad, la justicia y el servicio a la comunidad. La meditación y la reflexión espiritual son importantes para alcanzar la felicidad y la paz interior.
Otras religiones también tienen sus propias perspectivas sobre la felicidad. Por ejemplo, el taoísmo promueve la armonía con el Tao (el camino) como camino hacia la felicidad, mientras que las religiones indígenas a menudo están conectadas con la armonía con la naturaleza y la comunidad.
Es bastante claro que, la religión ofrece diferentes enfoques sobre la felicidad, pero en general, la mayoría de las tradiciones religiosas enfatizan la importancia de la conexión con lo divino, la moralidad, el servicio a los demás y la búsqueda de la virtud como caminos hacia la verdadera felicidad. Estos principios pueden proporcionar consuelo y orientación espiritual a quienes siguen estas creencias religiosas.
En síntesis, la felicidad es un concepto profundamente humano que ha sido abordado desde diversas perspectivas a lo largo de la historia. Desde el punto de vista de la psicología, se explora cómo la felicidad puede derivarse de la búsqueda de placer, la realización de uno mismo y la promoción de emociones positivas. La religión, por otro lado, ofrece enfoques únicos, desde la relación con lo divino y la moralidad hasta la búsqueda de la liberación del sufrimiento y la realización espiritual.
Desde la filosofía, se destacan perspectivas como el hedonismo, que busca la felicidad a través del placer, y el eudaimonismo, que enfatiza la autorrealización y la virtud. En conjunto, estas diversas perspectivas subrayan la naturaleza subjetiva y multifacética de la felicidad, enfatizando la importancia de las relaciones interpersonales, la salud física y mental, la gratitud, la autenticidad y la resiliencia. La búsqueda de la felicidad es un viaje personal que puede estar influenciado por la cultura, la filosofía de vida y las creencias religiosas de cada individuo, y aunque puede ser un camino desafiante, la comprensión de sus múltiples dimensiones puede ayudarnos a cultivar una vida más plena y satisfactoria.
La felicidad es un estado emocional y mental de bienestar y satisfacción, caracterizado por sentimientos de alegría, contentamiento y plenitud.
Para finalizar, basta recapitular que, la felicidad es un estado emocional y mental de bienestar y satisfacción, caracterizado por sentimientos de alegría, contentamiento y plenitud. Se experimenta cuando las necesidades emocionales, sociales y psicológicas de una persona se satisfacen, y puede ser resultado de diversas fuentes, como relaciones significativas, logros personales, gratitud y autenticidad. La felicidad es altamente subjetiva y puede variar de una persona a otra, pero en su esencia, implica una sensación positiva y duradera de bienestar.
Un ejemplo de la felicidad son los cumpleaños.
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